En esta escena mágica, una madre cariñosa arropa a su hijo pequeño en la cama, mientras le narra un cuento de buenas noches lleno de aventuras y ensueño. A través de la ventana abierta, la luz plateada de la luna llena inunda la habitación, creando un ambiente tranquilo y acogedor. Sobre la cabecita del niño, flotan burbujas de pensamiento que revelan un emocionante mundo de fantasía: dragones amistosos, castillos encantados, y islas misteriosas esperando ser descubiertas. Este es un momento perfecto, donde el amor, la imaginación y la tranquilidad se entrelazan para brindar una noche de dulces sueños.